Cuando atravesamos momentos difíciles, es muy común que nuestra atención quede atrapada en el problema. Le damos vueltas una y otra vez, buscando explicaciones o culpables, pensando en lo que salió mal o en lo que no pudimos evitar. Desde ese lugar, no parece haber ninguna salida: sentimos que no tenemos habilidades para resolver lo que nos pasa, creemos que no contamos con recursos, y cualquier posibilidad de cambio o alivio se siente muy lejana. Nos agotamos y podemos terminar viviendo la dificultad en soledad y, a veces, sin esperanza.
La Terapia de Artes Expresivas (TAE) nos propone un camino diferente, pues, en lugar de quedarnos atrapados en la preocupación, nos invita a despertar nuestra capacidad creativa en un espacio seguro, porque al crear no estamos solos. En la TAE, el facilitador o terapeuta acompaña el proceso y sostiene el espacio para que podamos explorar con libertad, sin juicios ni expectativas de «hacerlo bien». Es un espacio cuidado en el que no hay riesgo y, cuando compartimos nuestras creaciones, recibimos respuestas estéticas (gestos, palabras, imágenes o sonidos) que validan lo que hemos hecho y lo que sentimos. Se genera un vínculo de respeto y de cuidado.
Ahora bien, cuando hablamos de crear, no nos referimos a cumplir con estándares de belleza, técnica o perfección. De hecho, una de las mayores dificultades para entregarnos al proceso creativo tiene que ver precisamente con las ideas preconcebidas que tenemos sobre lo que significa “hacer arte”. Estamos acostumbrados a pensar que crear es una tarea reservada para quienes tienen talento o habilidades especiales. Así, apenas escuchamos la palabra “arte”, aparecen muchos miedos y nos refugiamos en excusas como “no soy creativo”, “no sé dibujar”, “yo no sirvo para eso”. Nos asusta no cumplir con las expectativas de no alcanzar lo que creemos que los demás y uno mismo esperan ver. Y entonces preferimos no intentarlo antes que arriesgarnos a “fracasar”.
Desde esta lógica, crear se vuelve una fuente de ansiedad que podría exponernos al juicio o la vergüenza. Sin embargo, desde la TAE, no importa si algo queda torcido, desproporcionado o extraño. Lo que importa es el acto de atreverse: probar, jugar, explorar lo que sentimos y darle forma sin exigencias, sin expectativas de perfección, sin necesidad de demostrarle nada a nadie. Muchas veces, cuando soltamos la idea de hacerlo “bonito” aparece lo más valioso del proceso. En la TAE, crear no es una meta que hay que alcanzar, sino más bien un camino para habitar, un espacio seguro en el que podemos estar con lo que somos, sin miedo y sin presión.
Centrarse en la creación no significa que el problema desaparezca, sino que cambia algo más importante: cómo nos relacionamos con él, cómo lo miramos. Es decir, hacer arte —aunque nunca antes hayamos pintado, escrito, bailado o trabajado con arcilla— o simplemente atrevernos a salir de la incomodidad y crear nos permite darle forma a lo que sentimos. A través de colores, movimientos, palabras o sonidos, comenzamos a ver lo que nos duele desde otro ángulo. De repente, algo que parecía pesado e inmóvil empieza a transformarse en algo que podemos observar, tocar y modificar.
Por tanto, el acto de crear nos permite descubrirnos como seres con capacidad de acción. Es ahí donde nos damos cuenta de que siempre podemos responder a aquello que el mundo nos entrega, porque tomamos decisiones dentro del proceso artístico, exploramos, probamos, nos equivocamos y seguimos adelante. Sin darnos cuenta, empezamos a encontrar recursos que estaban adormecidos: aparece la curiosidad, surge la intuición y nace la posibilidad de asombrarnos. Además, el arte nos devuelve el sentido del cuerpo y del presente. Mientras estamos concentrados en lo que estamos haciendo, dejamos de lado por un momento las ideas repetitivas que nos desgastan, y nos conectamos con algo más vital y auténtico.
En suma, centrar nuestra atención únicamente en el problema puede enredarnos más en la dificultad, mientras que el arte nos abre un camino hacia lo nuevo. La Terapia de Artes Expresivas (TAE) es un enfoque que nos invita a explorar lo que sentimos y vivimos a través de diferentes lenguajes artísticos, como la pintura, la danza, la música, el teatro o la escritura. No hace falta tener habilidades especiales ni ser “artista”. Lo importante es atreverse a crear y dejar que la experiencia artística nos ayude a comprendernos mejor, porque es posible habitar lo que nos duele de una forma diferente, encontrar alivio, descubrir belleza incluso en medio del conflicto y recuperar la esperanza de que es posible transformar nuestra experiencia. En pocas palabras, crear no borra lo que pasó, pero sí nos da la posibilidad de mirarlo con otros ojos y empezar a caminar hacia adelante.
Las Artes Expresivas son un camino de autoconocimiento, transformación y sanación.
¿Por qué la TAE puede ayudarte?
- Lo que sentimos no siempre se puede explicar con palabras.
- Algunas emociones, recuerdos o situaciones son difíciles de nombrar.
- Sin embargo, pueden tomar forma en una imagen, un movimiento o un sonido.
- Abrir nuestro potencial creativo permite que todo lo que llevamos dentro salga y se transforme.
- No es solo expresar, sino también descubrir nuevas perspectivas sobre nosotros mismos.
- A través del arte, encontramos caminos para sanar y seguir adelante.
- Nos reconecta con el cuerpo y los sentidos.
- Mientras pintamos, escribimos o nos movemos, dejamos de pensar tanto y nos ubicamos en el presente).
- La terapia no ocurre solo en la mente, sino también en el cuerpo que recuerda y expresa.
- No se necesita experiencia ni talento artístico.
- En las Artes Expresivas no hay juicios ni expectativas de perfección.
- Lo importante no es que la obra quede “bonita”, sino que sea auténtica y significativa para quien la crea.
- Ayuda a atravesar momentos difíciles.
- Es especialmente valiosa para trabajar experiencias de trauma, pérdida o crisis.
- Nos permite dar forma y sentido al dolor sin necesidad de explicarlo con palabras.
- Crear despierta nuestra capacidad de adaptación y nuestros recursos internos.
Si necesitas más información sobre la TAE te invito a conocer TAE Perú o si buscas algún tipo de acompañamiento individual o grupal, o un taller para tu institución o empresa escríbeme a ttijero@gmail.com (Talía Tijero).
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