Llevo 3 años usando la copa menstrual. Soy una mujer grande… estoy a punto de cumplir 50. Hasta entonces usé los dispositivos que tenía a mi alcance: toallas higiénicas y tampones. Soy periodista y me gusta investigar y, en la medida de lo posible, probar. He probado muchas terapias alternativas, medicinas, comidas… así que probar la Copa Menstrual (CM) era un pendiente y antes de que se me fuera la regla quería vivir la experiencia.
Oí hablar de este dispositivo en los años 2000 en el diario en el que trabajaba como editora periodística. Una redactora que trabajaba conmigo, 10 años más joven que yo, fue quien me habló por vez primera de la CM. Ella la comenzó a usar viviendo en Berlín un par de años antes y me contó que su vida menstrual, si así se puede decir, había cambiado para bien, pues era más práctico, cómodo, ecológico y sobre todo económico. Inmediatamente la CM se convirtió en un misterio para mi, en algo nuevo para probar y conocer. Pero… cuando me explicó cómo funcionaba me desconcertó, porque lo moderno (la copa) aparentaba ser una vuelta hacia el pasado: usarla, botar la sangre, lavarla y volverla a usar. Me hacía recordar lo que mi abuela me contaba sobre las telas que usaba durante la regla, que abrochaba a su calzón con imperdibles y que lavaba para volver a usar. A simple vista la CM me pareció arcaica, poco práctica… Pero el hecho de que fuera más saludable para nosotras y para el medio ambiente ya le daba una gran ventaja sobre los dispositivos que yo conocía. Además el aspecto económico también pesó mucho.
En países como el Perú, donde solemos ser conservadores e incluso desconfiados con las novedades NO comerciales, usar la CM aún hoy en el siglo XXI es algo poco usual. La mayoría de mujeres de mi edad no la conocen, pero muchas chicas de 20 años tampoco! Incluso hoy en día, en Lima es difícil encontrar la CM en los comercios.
Un poco de historia
Es increíble pero recién en el año 1900 se comenzó a comprender la forma y el funcionamiento de nuestros ovarios y solo en 1930 se entendió, de forma general, el control hormonal de la ovulación. Por esos años la modernidad occidental impuso el hecho de que había que controlar los fluidos y desechos corporales e impuso también la asepsia del higienismo, lo que incentivó la fabricación de Toallas Higiénicas (TH) para absorber la sangre menstrual. La consigna era no oler, no manchar, el ser humano quería ser cada vez menos animal.
Las primeras TH se fabricaron en Estados Unidos de Norteamérica en 1920 y su creación tiene estrecha relación con la invención de un sustituto del algodón usado por la armada estadounidense en la Primera Guerra Mundial. Para sostener las TH se usaban cinturones, imperdibles y otros implementos pero esto se acabó en 1970, (sí, hace poco chicas!) cuando aparecieron los primeros adhesivos en las toallas. Ah! En 1930 aparecen los primeros tampones creados para que la mujer pudiera sentirse libre para hacer lo que quisiera durante la regla. Toda una revolución!
¿Y la copita?
En los años 30 del siglo pasado Leona Chalmers patentó la Copa Menstrual (CM) llamada Tass-ette, pero… no fue popular. Luego resurgió entre los años 50 y 70 del s.XX pero como no era buen negocio una vez más no prosperó. Pero el momento de la CM llegó en la década de los 80 cuando surge la consciencia corporal y ambiental y hoy en día existen varios modelos y fabricantes. También se comercializan toallas de tela y esponjas marinas pero a baja escala.
El lado oscuro de las TH y los tampones
Las TH no son de algodón y, al igual que los tampones, están impregnadas de cloro y otros productos químicos sumamente dañinos para nuestra salud como Dioxina (afecta los órganos reproductores, el sistema inmune y puede general malformaciones en los fetos, no se elimina fácilmente y se almacena en los tejidos); Poliacrilato (absorbe grandes cantidades de líquido, está asociado al SST); Rayón (tejido sintético, cuando se usan en tampones al sacarlo de la cavidad vaginal quedan fibras que generan desde mal olor hasta SST); ABESTO (catalogado como altamente cancerígeno para el ser humano).
Los tampones además presentan un riesgo: pueden generar el Síndrome de Shock Tóxico (SST), una enfermedad causada por dos bacterias: el Staphylococcus aureus y el Streptococcus pyogenes, algunas de cuyas cepas son capaces de producir una toxina con gran poder para desencadenar una infección generalizada. Como el tampón se coloca dentro de la vagina sus químicos ingresan casi inmediatamente a nuestro torrente sanguíneo pero además el tampón genera una mayor concentración de oxígeno en la vagina lo que favorece la producción de toxinas.
Existe también un enorme problema de contaminación! En promedio cada mujer usa unas 13,000 TH a lo largo de su vida que son 2,600 kg de basura (solo de TH!). Generamos toneladas de basura de protección menstrual altamente contaminante y NO biodegradable. Una TH tarda 500 AÑOS en degradarse!!!! Además los químicos usados en las TH y sus envases también son contaminantes: polietileno, poliéster, polipropileno, entre otros.
Beneficios de la CM y mi experiencia con esta
La CM se usa como un tampón y almacena la sangre de la menstruación, no los absorbe como TH o tampones. Esto permite que no se reseque la vagina y por eso no hay riesgo de infecciones. Está hecha de silicona blanda, NO tiene químicos y las hay de tamaños distintos de acuerdo a la edad y al hecho de haber tenido o no hijos. Tienen una capacidad de unos 30 mililitros lo que permite que la tengamos puesta mucho más tiempo que los tampones o las TH. Puede durar hasta 10 años si la cuidas correctamente. Se hierve en casa antes y después de usarse.
Yo uso la CM los primeros días del ciclo solo durante el día, pues son días de flujos fuertes y por la posición del cuerpo en las noches se puede rebalsar. Así como el tampón, hay que aprender a colocarla correctamente pues si no se generan derrames. Uso aceite de coco para que el ingreso sea rápido y sencillo. Pero si pondrás la CM con la mano derecha pon el aceite con la mano izquierda sino será imposible que manipules la CM.
Es muy práctica pues a veces estoy 8 horas sin preocuparme por vaciarla. Yo combino el uso de la CM con las TH las primeras 2 noches. Un aspecto negativo es que si no estás en casa y no tienes las facilidades del caso es incómodo sacarla y limpiarla, por ejemplo si sales un fin de semana de casa. Usar la CM ha reducido mi consumo de TH enormemente, ha beneficiado mi salud, la del planeta y mi economía. La recomiendo para aquellas como yo que estamos en la Perimenopausia porque a veces hay ciclos más largos que antes y la CM es muy práctica! ¡Anímense a probarla!
Dónde comprarla en Lima:
Compré la CM que uso en España hace 3 años. No hay muchos comercios de Lima donde se vendan. Acá algunos datos:
Tienda La Calandria, en Barranco https://www.facebook.com/lacalandriabarranco/
Flora y Fauna, en Miraflores http://florayfauna.pe/
Una buena opción es comprar por Internet (Amazon.com, Mercado Libre, etc) o encargarla a alguien que viaje a Europa o USA.
Fuentes:
http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1984-64872016000100175
http://www.elmundo.es/salud/2015/06/24/558aea68ca47414f4f8b4594.html
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