En 1948, William J. McCormick planteó que una pobre formación de colágeno debido a la falta de vitamina C era una de las causas principales de diversas condiciones, desde estrías hasta enfermedades cardiovasculares y cáncer.
Por un lado, McCormick propuso que las estrías en las mujeres -concebidas como una consecuencia natural del embarazo- eran más bien una consecuencia de la fragilidad del tejido conectivo abdominal, como resultado de la falta de vitamina C, cuya presencia es esencial para la síntesis y producción de colágeno. Se cree, pues, que la fortaleza de una pared está en la calidad de los ladrillos antes que en el pegamento que los une. En este marco, es necesario imaginar que lo que mantiene a las células unidas es el colágeno, y si ese colágeno es fuerte y abundante; entonces, nada podrá separar las células de nuestro cuerpo: ni el embarazo ni bajar o subir repentinamente de peso. Por tanto, las estrías podrían prevenirse con el consumo de vitamina C y colágeno. Por otro lado, en el caso el cáncer, las células cancerígenas se reproducen en un ambiente en el que el tejido es débil y no ejerce ningún tipo de resistencia. En cambio, si se mantiene un nivel óptimo de síntesis de colágeno, probablemente se podría prevenir la aparición de cáncer, ya que un tejido fuerte y resistente alrededor de cualquier célula cancerígena en crecimiento la mantendría tan anclada que sería casi imposible que esta rompiera su camino y se reprodujera (metástasis). Más aún, McCormick fue uno de los primeros en comentar que las personas con cáncer típicamente tienen niveles excepcionalmente bajos de vitamina C en sus tejidos, lo que puede explicar por qué el colágeno en pacientes con cáncer no es lo suficientemente fuerte como para prevenir que el cáncer se propague.
La propuesta de McCormick llevó a Linus Carl Pauling, bioquímico y ganador de dos Premios Nobel (química en 1954 y Paz en 1962), a emplear altas dosis de vitamina C para tratar resfriados y otras enfermedades. Y hoy en día se sabe que la vitamina C es un poderoso antioxidante que contribuye al desarrollo de anticuerpos y puede ayudar a neutralizar la progresiva acumulación de toxinas que conlleva al desarrollo de enfermedades infecciosas.
El problema es que, a diferencia de otros animales que pueden producir vitamina C internamente, nosotros los humanos junto con los primates, no lo hacemos así que necesitamos obtener la vitamina C de los alimentos. Existen muchas frutas y verduras que contienen altas dosis de vitamina C. Lo mejor es consumirlos frescos, enteros y que sean de producción local: camu camu, escaramujo, guayaba, pimientos, perejil, brócoli, coles de bruselas, col risada, papaya, fresas, naranja, coliflor, pomelo. Algunos prefieren tomar suplementos de vitamina C. El doctor Mercola recomienda tomar vitamina C liposomal, ya que evita complicaciones gastrointestinales y permite obtener mayor concentración intracelular. Sobre las cantidades, el Dr. Ronald Hunninghake, experto en vitamina C, recomienda tomar 1 mg dos veces al día vía oral y aclara que la vitamina C no produce piedras en el riñón, como se suele pensar. En tanto, el Dr. Saul, editor de Orthomolecular Medicine News Service, afirma que “si tomáramos 500 mg de vitamina C al día (…) se podría salvar un estimado de 216,000 vidas cada año“.
En suma, la vitamina C ayuda a prevenir y tratar algunas enfermedades: repara heridas, mantiene la salud de los huesos y dientes, ayuda a la absorción del hierro, previene el daño causado por los radicales libres y, sobre todo, protege la salud cardiaca porque juega un papel fundamental en la producción corporal de colágeno. En ese sentido, el colágeno fortalece no solo los huesos, piel y cabello sino también los vasos sanguíneos. Y es imposible producir colágeno sin vitamina C. Por tanto si no consumes suficiente vitamina C tus arterias serán débiles. De ahí que varias lesiones se vayan formando hasta que al final sufres de alguna enfermedad al corazón. Por eso, un consumo deficiente de vitamina C es una causa primordial de toda enfermedad cardiovascular.
El colágeno es, pues, la proteína más abundante de nuestro cuerpo y su ausencia no solo se manifiesta en dolor articular sino también en fatiga, cansancio, malestar y diminución de la energía. Contrario a lo que se cree, el colágeno no solo está en la piel, uñas y cabello, sino que está presente en los huesos, tendones y cartílagos, además de formar parte de la pared de los vasos sanguíneos, encías, córneas, cuero cabelludo, y del tejido que envuelve nuestros músculos y órganos vitales. El colágeno está en todo tejido conectivo del cuerpo humano, en los cartílagos, en el tejido conjuntivo, óseo y cartilaginoso.
Consumir colágeno puede traer muchos beneficios: aminora el dolor articular y la inflamación, inhibe las infecciones, combate la inflamación, promueve huesos fuertes y saludables, así como el crecimiento saludable del cabello y las uñas. Además, el colágeno permite un funcionamiento inmunológico óptimo, ayuda a regular el exceso de grasa en el cuerpo y, a su vez, puede regular el funcionamiento hormonal lo que podría tener consecuencias en las sensaciones de depresión. También, maximiza la sensación de saciedad, lo que reduce el estar yendo a la cocina a cada rato por algún antojo.
Cuando somos jóvenes, nuestros cuerpos producen colágeno de forma natural. Pero a medida que envejecemos dicha producción disminuye. Aunque no hay una edad establecida, se afirma que a los 40 años su producción natural cae drásticamente y alrededor de los 60 años su producción es casi inexistente. A esto debemos añadir que existen factores externos que dañan el colágeno y contribuyen a que el cuerpo deje de producirlo: un consumo alto de azúcares, el cigarillo y los rayos ultravioleta. Por ello, no solo hay que tomar medidas preventivas, sino que a partir de cierta edad es necesario comer alimentos ricos en colágeno o tomarlo como un suplemento.
Hoy en día, se pueden encontrar suplementos de colágeno en las farmacias y biotiendas. Sin embargo, el mejor colágeno es el que proviene de un caldo de pata o de huesos hecho en casa. Sabemos que exige todo un trabajo hacerlo, ya que hay que hervir la pata muchas horas o usar una olla a presión. Por eso, Mantras Urbanos, pensando en tu salud, te ofrece colágeno casero para que lo consumas en tus jugos, sopas, guisos, etc. Eso sí, no olvides incorporar vitamina C. Si quieres obtener este producto ingresa aquí (venta de colágeno casero) o escríbenos a mantrasurbanos@gmail.com.
Referencias
- Correspondence. Journal of Orthomolecular Medicine, Vol. 16, No. , 2001.
- McCormick WJ. Cancer: a collagen disease, secondary to a nutritional deficiency. Arch Pediatr. 1959 Apr;76(4):166-71.
- McCormick WJ. [Is cancer a collagen disease attributable to vitamin C deficiency.] Union Med Can. 1959 Jun;88(6):700-4. French.
- McIntosh, J. (2015). What is collagen? What does collagen do?
- Saul, Andre W. Ph.D. (2003). “Taking the cure. THe pioneering work of William J. McCormick, M.D“. Journal of Orthomolecular Medicine, Vol. 18(2), pp. 93-96.
- Vitamin C: The supplement almost everyone should take when they are sick.
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