* Por Marianne Blanco D.
En estos tiempos muchos buscamos vivir una existencia más sana, consciente y espiritual y en gran parte por esto cada vez más personas están pensando seriamente ser vegetarianas. Si tú eres una de ellas es preciso que sepas todo lo que implica este fuerte cambio de vida que incluso impactará en tus relaciones familiares y sociales. Te advierto que muchos te verán como a un bicho raro.
1) Por todo lo anterior es importante que sepas por qué quieres ser vegetariana(o). Puede que sea por motivos de salud, de prevención o por razones filosóficas. Esto es algo que debes tener claro como el agua de manantial (cada vez más escasa), porque, insisto, esta decisión cambiará mucho tu vida. Debes estar segura(o) de que eso es lo que quieres para ti y de las razones por las que harás este cambio, pero además debes saber explicar tu decisión con fundamento.
2)Después de esto investiga. Busca información seria sobre alimentación y nutrición en literatura especializada recomendada (libros o artículos periodísticos). Si puedes visita a un experto en nutrición o alimentación con mente abierta y si es posible con formación médica de ambos mundos: Occidente y Oriente para que tengas más de un punto de vista.
3) Define qué tipo de sistema seguirás: serás lactovegeriana(o) (lácteos sí), ovovegetariana (huevos sí), serás apivegetariana (miel de abeja sí). O tal vez vegana(o) (ningún tipo de carne, ni huevos, ni lácteos y sus derivados, ni miel, ni uso de cueros, pieles o lanas de origen animal); ovolactovegetariana (huevos y lácteos sí) o quizás ictiovegetariana (pescados sí). Hay incluso algunas personas que solo comen alimentos crudos, o tienes a los macrobióticos. Sea cual sea tu decisión evalúa si estás dispuesta a cambiar tu vida de la manera que necesites para llevar esta nueva rutina alimentaria.
4) Analiza tu sistema orgánico, tu cuerpo. ¿Cómo te sientes cuando comes carne? ¿Qué carne te gusta más? ¿Por qué? ¿Y te hará feliz no volverla a probar? ¿Sabes si tienes deficiencia de algún mineral, vitamina, etc? ¿Eres alérgica a ciertos alimentos? También debes analizar tus otros cuerpos: el mental y el emocional. ¿Tienes la fuerza de voluntad necesaria? ¿Hay razones filosóficas o espirituales que te ayudarán a sostener tu decisión aunque toda la familia se te venga encima? Porque créeme que pasa en el 90% de los casos.
5) ¿Estás dispuesta(o) a cambiar de hábitos? ¿A aprender a cocinar, a informarte sobre cómo preparar menús balanceados para no enfermarte por falta de proteínas de origen animal? Si decides no comer carne deberías aprender nociones básicas de cómo combinar tus alimentos para sacarles el mayor provecho. Además ¿Eres adolescente? ¿Estás embarazada? ¿Tienes más de 35 años? ¿Eres deportista o practicas una disciplina física exigente con mucha frecuencia? Debes evaluar todos estos puntos para darte cuenta de si tu decisión no terminará enfermándote.
6) Has una lista de las razones por las que te quieres volver vegetariana(o). Léelas y siente dentro de tu corazón si estás convencida(o) de estas. Luego evalúa si estarás dispuesta(o) a hacer los cambios necesarios para tener una dieta balanceada. Esto no es tan simple al inicio pues tendrás que hacer tus menús, tus compras y muchas veces comerás diferente que los demás en tu casa. Analiza tu vida social y pregúntate si te sentirás cómoda(o) al llevar tu lonchera a algunos eventos como parrilladas, reuniones o comidas.
Cambiar nuestros hábitos es una de las cosas más difíciles de lograr pues son reflejos inconscientes, respuestas automáticas que ha generado nuestro sistema. Alimentarnos es un hábito: te provoca comer algo, lo compras, lo cocinas o lo mandas preparar y lo comes. Listo. Cambiar de hábitos obliga a que nos reeduquemos: aprender a cocinar diferente, a comprar otros productos, a combinarlos sabiamente, a organizarte para combinar tus comidas con las de tu entorno carnívoro. Nada de esto es fácil, sobre todo para los más jóvenes, sin embargo todo es cuestión de fuerza de voluntad. Por eso el punto 1, estar convencida de tu decisión, es la base de tu cambio.
Finalmente recuerda que hay insumos mucho más dañinos que las carnes como el azúcar blanco, las grasas trans y las harinas blancas. Y obviamente el alcohol, el cigarrillo y demás drogas son letales para tu salud. Los vegetales, tubérculos y frutas suelen tener altas dosis de pesticidas y abonos químicos y muchos son transgénicos. Así que piensa en invertir dinero en insumos orgánicos por lo menos de vez en cuando. Lo más importante es que no te vuelvas fundamentalista, obsesiva(o) con el tema de la alimentación porque eso te enfermará más que todas las anteriores juntas. Debes vivir feliz, en armonía y equilibrio haciendo de cada comida un ritual de agradecimiento a la vida por lo que nos ofrece.
Suerte con tu decisión. Cuida tu salud, lo que es bueno para otro no necesariamente es bueno para ti. Somos seres únicos.
Namasté
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