Entrevista a Pedro Pessoa, maestro de Iyengar Yoga, de Florianópolis, Brasil (agosto, 2014)
Entrevista: Dominique y Marianne Blanco / Edición: Marianne Blanco
Tomamos el taller intensivo de Yoga Iyengar que el maestro Pedro Pessoa dio a fines de agosto en el Centro de Yoga Iyengar del Perú, dirigido por Patricia Awapara, una de las pocas instructoras certificadas del método Iyengar en el Perú. Este taller se llevó a cabo justo días después de la muerte del maestro B.K.S. Iyengar a sus 95 años. Su partida generó que muchos de los asistentes a este encuentro estuviéramos especialmente sensibles al legado de este maravilloso hombre que, con su inteligencia y sensibilidad, abrió un nuevo camino para que los occidentales conocieran el yoga.
La experiencia de trabajar con Pedro Pessoa durante 4 días fue reveladora pues su guía y precisión permiten que los alumnos desarrollemos la consciencia de nuestro cuerpo, de nuestra mente y de nuestras emociones. Además, transmite con claridad y convicción las sutilezas de un método que revela años de investigación, ensayo y error, y de profunda observación de parte del maestro Iyengar. Aprovechamos un almuerzo para conversar con este profesor joven y sabio, espiritual, generoso y muy exigente en sus talleres, lo cual agradecemos.
Pedro Pessoa tiene 34 años. Nació en Sao Paulo y vive en Florianópolis con su esposa Camila y sus tres hijas. Practica el yoga desde los 8 años motivado por una amiga de su madre, instructora de yoga, que en una cena temática inspirada en India le regaló un dibujo de la secuencia de ‘asanas’ (posturas) llamada “saludo al sol” (Surya Namaskara). Pedro decide practicarla diariamente recordando una frase que esta señora muy seria le dijo mirándolo a los ojos: “si la practicas siempre vas a llegar a ser un Superman”. A los 15 años se dio cuenta de que no iba a ser Superman pero también de que sentía cada vez más interés por esta ciencia (sí, el yoga es una ciencia con su propia tecnología) que iba refinando tanto su cuerpo como su mente y que lo ayudaba a percibir con mayor claridad su mundo interno.
Ya en la adolescencia practica en varios estudios y conoce distintos estilos de yoga y fue a través de algunos de estos instructores que Pedro conoce el Iyengar. Fascinado con el método lee su libro “La luz del yoga” y comienza a practicar por su propia cuenta. Al preguntarle al maestro Pessoa qué le atrajo del yoga Iyengar, fijó la mirada de sus ojos claros al vacío, frente a él, y respondió seguro: “su claridad y su seriedad”. En esa etapa de búsqueda, justo el día que cumplía 18 años, conoce a Camila, su esposa. Desde entonces están juntos, creciendo en el yoga, la pasión que los unió, y que ahora involucra muchos, quizás la mayoría de aspectos de sus vidas. Se casaron, terminaron sus carreras (él ingeniero agrónomo, ella profesora de educación física) y el 2001 emprenden un viaje alucinante que los tuvo descubriendo mundos nuevos, tanto fuera como dentro de ellos, durante casi 3 años.
M.B. ¿En ese viaje conociste al maestro Iyengar?
P.P. No. Después de dos años y medio de estar viajando por Nueva Zelandia, Indonesia, Tailandia e India, buscando un camino espiritual, regresamos a Brasil. En India, conocimos varias ciudades y al llegar a Rishikesh, en el norte, buscamos a Karin O’bannon, una muy buena profesora que se recuperaba de un accidente practicando con el maestro Iyengar. Karin se convirtió así en nuestra primera maestra de Iyengar. Estudiamos intensivamente durante 6 meses con ella. Fue increíble porque era una persona extraordinaria, super seria y amorosa al mismo tiempo. Eso nos aproximó mucho más al Iyengar.
En ese momento buscamos un lugar tranquilo del restaurante que escogimos para hacerle la entrevista a la hora del almuerzo. Nos sentamos y seguimos conversando. Mirando la carta surgió la pregunta inevitable…
M.B. ¿Eres vegetariano?
P.P. Sí, desde que conocí a Camila, mi esposa, porque ella es vegetariana desde la barriga de su madre.
D.B. ¿Crees que ser vegetariano es una condición necesaria para practicar yoga?
P.P. ¡No! Ese es un cambio que viene con la madurez del practicante. Es algo que el organismo pide de dentro hacia afuera no es algo que se impone. Luego se vuelve algo importante porque somos lo que comemos.
M.B. Luego de llevar el teacher training intensivo con Karin O’bonnon en Rishikesh, ¿qué hicieron?
P.P. Regresamos a Florianópolisis (Brasil) construimos abajo de nuestra casa un espacio para dictar clases y la acogida fue increíble. En el 2007 conocimos al maestro Faeq Biria (discípulo directo de B.K.S. Iyengar) que fue a Florianópolis, a pedido de Guruji* (el maestro Iyengar), para empezar el proceso de certificación de profesores de Iyengar en Brasil.
M.B. ¿Cómo es la formación en Iyengar?
P.P. Hay una estructura y la primera parte de esta es la práctica regular.
D.B. ¡El Sadhana!
P.P. Claro ¡el Sadhana! Hay una estructura concisa para que el estudiante tenga más contacto con el sistema que Guruji* desarrolló para que un practicante pueda luego enseñar. En general, la formación implica varios años. Primero uno debe ser alumno de un profesor certificado por más de 2 años. Luego la formación en sí comprende: un año de la práctica personal y con ella empiezas a ser un buen practicante. El segundo año es para el primer nivel, y el tercer año se hace el Nivel Introductorio 2. Al llegar acá tienes la posibilidad de usar el nombre Iyengar en tu espacio de clases. Es lo que pide Guruji, es un sello de garantía que te asegura que estás practicando con un profesor que ha pasado por un proceso serio. Al final de la formación de 3 años, estás listo para hacer la certificación. En nuestros días para que un alumno pueda ingresar a un ‘teacher training’ tiene como requisito haber practicado dos años. Cada paso que damos se vuelve más exigente.
M.B. ¿En qué momento conociste al maestro Iyengar?
P.P. El 2009 fuimos a Pune (India) a conocer a Guruji* y desde entonces hemos ido con mi esposa y mis hijas una vez al año y nos quedamos como 2 meses. Fue increíble conocerlo… es indescriptible, tiene una energía tremenda. Tuvimos la oportunidad de estar juntos, de escuchar sus enseñanzas, practicar con él… tengo una hija que tiene un problema y Guruji* le enseñó personalmente… fue increíble… Pasamos 6 años así, con una relación bastante cercana. De hecho todo lo que tenemos hoy es solo gracias a Guruji* pues es por su enseñanza que estamos acá.
M.B.¿Qué fue lo que más te impresionó del maestro Iyengar, qué cualidades te parecieron las más sorprendentes?
P.P. Su lucidez, su claridad mental. Lo conocimos cuando llegaba a los 90 años y estaba en plena forma mental.
M.B. ¿El practicaba todos los días?
P.P. Todos.
D.B. ¿En principio se debe practicar todos los días?
P.P. Sí, ¡todos! Si se puede se practica durante 3 horas.
M.B. ¿Y está establecido el tiempo que el estudiante debe practicar?
P.P. Una vez más eso depende de la madurez del practicante. Si practicas dos veces por semana hora y media excelente. La práctica diaria viene con el tiempo, con la madurez, uno siento que si no hace su práctica algo te falta.
M.B. ¿Eso no sería un apego?
P.P. No, la verdad que no. Es como algo que es vital, parte de tu rutina como comer, bañarte. Pero si lo quieres ver en ese sentido, es decir que somos seres que nos apegamos a todo, es mejor que nos apeguemos a cosas buenas. Porque sabes que el yoga te va a traer bienestar, claridad mental, salud, armonía. Entonces bien tener ese apego (risas).
M.B. ¿Hay días de descanso por la luna llena o nueva por ejemplo?
P.P. En Iyengar uno practica independientemente de cómo estén los Astros o nosotros porque lo que cambia es la práctica.
D.B. La práctica se adapta.
P.P. ¡Claro! Entonces, en se sentido, uno puede practicar si está con la regla, si está embarazada; si estás enfermo, es decir casi en cualquier condición. Esa es una de las genialidades de Guruji. La idea es esa: uno no debe parar pero sí observarse y entender lo que debemos hacer y usar en cada momento.
M.B. Iyengar, así como Patthabi Jois o Indra Devi, fueron discípulos del maestro yogui Krishnamacharya, pero cada uno creó sistemas diferentes.
P.P. Esa es la belleza del yoga. Es como una luz blanca que llega al cristal y salen todos los colores. Como un prisma. Cada uno de estos grandes maestros expresó a su manera lo aprendido.
M.B. ¿Como una interpretación?
P.P. Sí, también.
D.B. También es una adaptación ¿no? Porque el maestro Iyengar tuvo muchos problemas de salud y primero los tuvo que resolver…
P.P. Exacto, y eso es lo más importante porque el yoga es justamente eso: tú recibes algo y luego lo trasmites digerido, procesado, con tu propio color. Sin embargo no por eso deja de ser fiel a la fuente de donde viene. Entonces la separación que vemos entre los sistemas es por nuestra ignorancia pues vemos solo lo que genera distinción pero la verdad es que son fruto de la misma fuente. Al final todo tiene el mismo objetivo.
M.B. Son caminos distintos.
P.P. Guruji dice que todos los aspectos del ser humano, el físico, el mental y el emocional, todo tiene que trabajar en conjunto. Esto es increíble porque así hay otro resultado del trabajo. Lo que más me fijó en este método es este entendimiento de cómo tienes que usar todo lo que tienes: hay un proceso reflexivo, un proceso de inteligencia, hay un proceso emocional, que te permite ser cada vez más consciente.
M.B. Hay personas que no soportan ser tan conscientes…
P.P. Por eso Guruji se autodenominaba un hombre práctico y no teórico, porque esto que estamos hablando no lo puede comprender alguien que no ha practicado yoga. Para ellos esto es pura imaginación… Una vez que vivimos la experiencia encuentras este nivel de consciencia.
M.B. ¿En Iyengar usan ‘pranayama’ y ‘bandhas’ en algunos momentos?
P.P. Lo que Iyengar cree es que si uno hace el asana de la manera correcta la respiración es un reflejo. Ocurre lo mismo con el uso de ‘bandhas’. No es algo que se imponga sino que empiezan a ser un reflejo. Hay que saber que, hay todo el sistema de ‘pranayama’ que fue desarrollado por Guruji que es increíble. En su libro“La luz del yoga” la secuencia de ‘pranayama’ fue hecha como para un practicante supremo (risas). Después cuando hizo “La luz del pranayama” fue un paso a paso que es increíble, revelador.
D.B. Algo del yoga que suele generar dudas o malestar en algunos practicantes es su aspecto devocional, en el sentido de que no es solo la práctica sino también el canto de mantras. La gente religiosa cree que está practicando otra religión…
P.P. Lo primero que tiene que quedar claro es que el yoga no es una religión. Los mantras que cantamos son invocaciones, que son distintas que las oraciones. Si un practicante, un alumno se siente incómodo con las invocaciones no las tiene que hacer pues no es obligatorio. Porque una vez más: tenemos que crear una apertura para que las personas puedan acercarse al yoga y no crear barreras, como cuando dices: “hay que ser vegetariano, hay que practicar todos los días, hay que cantar los mantras”. Así alejas a los interesados en el yoga.
M.B. Pero las invocaciones son importantes ¿no?… te dan otra manera de vivir la práctica.
P.P. ¡Claro que sí! Empieza a ser algo más profundo. Sin ese aspecto es como si separaras los ejercicios del yoga del yoga: solo quedaría una parte, que son las asanas y sería un ejercicio físico cualquiera. Y la propuesta del yoga no es el cuerpo, porque el yoga no cree que el cuerpo es la realidad última del ser humano.
M.B. Es un instrumento…
P.P. ¡Claro! Un instrumento que además dura poco y se malogra rápido. Entonces el yoga es un instrumento de conocimiento interior y no está hecho para crear músculos exteriores.
D.B. Cuando uno ha probado varias escuelas ¿cómo sabes qué método seguir?
P.P. Allí tú vas a tener que probar por ti misma. Solo si pruebas puedes hablar y darte cuenta cuál tiene sentido para ti y así escoger tu camino. No hay un tipo de yoga que sea el verdadero o que tenga la razón, pero hay un estilo para ti en un momento de tu vida o para toda tu vida, solo tú lo puedes definir.
M.B. En qué momento el maestro Iyengar comienza a usar los “props”, ¿los elementos de ayuda para su práctica?
P.P. A lo largo de su vida hubo un proceso de evolución, de refinamiento. Él empezó con piedras, con ladrillos, con los objetos de su casa. Luego comenzó a refinar esta experiencia y produjo implementos con patrones determinados. El uso de los “props” generó un tremendo impacto en la enseñanza del yoga.
M.B. Porque esto permite que cualquier persona pueda practicar…
P.P. Exacto, el “prop” te da estabilidad y seguridad…
M.B. ¿Te puedes volver dependiente del “prop”?
D.B. La idea es que lo dejemos de usar?
P.P. Guruji dice que el primer “prop” es nuestro propio cuerpo, entonces tenemos que aprender a usar las manos, los brazos, los pies, las piernas correctamente para modificar la estructura, que es lo que el “prop” hace. El prop exterior tiene que ser entendido como una prolongación de tu propio cuerpo. Tenemos que buscar la independencia del “prop”. Guruji por ejemplo a sus 95 años comenzaba a practicar con la espalda contra la pared y después de unos minutos ya no estaba apoyado. Entonces tenemos que buscar esta independencia. Pero si no lo logras no hay problema, hay que ser humilde para aceptar que necesitas esa ayuda. El “prop” no tiene que ser una muleta. En el trabajo de Iyengar el trabajo con “props” es más fuerte que sin estos.
D.B. ¿Se podría decir que el Iyengar es también ashtanga yoga, porque tienes los 8 aspectos, las 8 ramas?
P.P. Esto es interesante porque el Iyengar nunca llamó a su método Iyengar, él decía que practicaba el yoga de Patanjali. Él siempre decía que su maestro espiritual era Patanjali. No olvidemos que se quedó dos años estudiando con Krishnamacharya. Todo lo que desarrolló lo hizo en base a la impresión que este sabio le impregnó.
M.B. ¿Iyengar recomendaba algunas de las limpiezas del hatha yoga?
P.P. ¡No! Guruji decía que estas y los ‘kriyas’ son algo que uno hace si no tienes la práctica de asana y pranayama bien establecida. Puede ser contraproducente, te puede enfermar…
M.B. ¿Iyengar promovía la práctica del prayanama?
P.P. Guruji decía que una persona está lista para hacer ‘prayanama’ luego de 5 años de práctica diaria. Luego de estos 5 años permitía que los alumnos ingresaran a las clases de ‘pranayama’ durante dos años solo para observar, y solo luego, es decir después de 7 años podían practicar. Era muy estricto en esto.
M.B. ¿Porque es peligroso?
P.P. ¡Sí! Porque el pranayama está directamente conectado con el sistema nervioso y si una persona no sabe cómo hacerlo puede dañar mucho. Una asana mal hecha te puede dañar un músculo pero un ‘prayanama’ mal realizado puede malograr tu sistema nervioso.
D.B. ¿Se usan los ‘mudras’ en Iyengar?
P.P. Solo en algunos momentos como la meditación pero no más.
D.B. Porque la ‘asana’ es un ‘mudra’…
P.P. Sí, ¡claro!
M.B. ¿Hay secuencias de ‘asanas’ propuestas por el maestro Iyengar?
P.P. El sistema de Guruji está básicamente construido sobre 3 pilares: el tiempo, la complejidad de las acciones y la secuencia. El tiempo se refiere a la duración de la práctica. Si tienes una hora para practicar, tu secuencia y tus acciones van a ser distintas a las que harías si tuvieras 3 horas. Este es el esqueleto de su metodología. Si eres un practicante nuevo, el tiempo no solo de la práctica si no el de la permanencia en la postura no va a ser el mismo que si eres intermedio o avanzado. Eso crea otra complejidad de acciones en cada caso. En 15 segundos (tiempo de permanencia para un principiante) tus acciones son de alineamiento, de precisión, de arquitectura, de geometría. Con la madurez las acciones comienzan a ser más profundas, más fisiológicas. La secuencia para un principiante es totalmente distinta que la de un avanzado. Un avanzado empieza con 20 minutos de sirsasana (parada de cabeza).
D.B. ¿Esto es para aquietar la mente?
P.P. ¡Si! Le da energía para empezar la práctica. La secuencia que Guruji ha creado es muy interesante. Guruji sabe cuál es la cualidad de la mente de un principiante, la de un intermedio y la de un avanzado. Las secuencias son distintas porque hay un cambio no solo físico si no también en la cualidad mental. Entonces la práctica de yoga empieza a ser como una alquimia, que trasciende lo físico-postural. El tiempo, las acciones y las secuencias van cambiando de acuerdo a la madurez, la edad, y al proceso que uno está pasando. Si tienes este entendimiento uno no necesita parar de practicar porque estés en determinada situación o condición. Puedes practicar siempre.
D.B. ¿Es cierto que cuando uno va a un centro de Iyengar recibe una secuencia personalizada?
P.P. En algunos casos, pero lo más importante es que una persona sea incorporada lo más pronto a una clase regular. Claro hay algunos problemas que no permiten a algunas personas seguir el ritmo de una clase pero hay un límite muy sutil en el que el yoga comienza a ser una terapia. A Guruji no le gusta la idea de que el yoga tenga una finalidad de terapia…
D.B. Porque lo restringes y lo dejas en la parte física…
P.P. Claro… porque el yoga es un instrumento de libertad para lograr ‘moksha’ (la liberación).
M.B. Hay sistemas como el ashtanga cuya primera secuencia llamada “Yoga Chikitsa” busca la limpieza del cuerpo físico. ¿En el Iyengar se preocupan por esto también?
P.P. El yoga al inicio debe tener movimiento. Por eso para un practicante principiante, si es saludable, no puede hacer una práctica con mucha permanencia, tiene que ser algo dinámico. Si no se van todos a su casa (risas). Hay que tener movimiento… incluso Geeta, la hija de Guruji, gran maestra de yoga, tiene un libro llamado “Yoga in Action” que es muy interesante y explica que este movimiento es lo que crea el flujo que empieza a quebrar las resistencias del cuerpo. Entonces este proceso es importante y está contemplado por Guruji también.
M.B. ¿Consideras que el maestro Iyengar fue un iluminado?
P.P. La verdad que solo un iluminado puede decir que otro lo es… Para mí sí lo era porque tenía mucha más luz que yo. De la manera cómo se fue, fue increíble porque decía que iba a morir como el hombre más feliz del mundo. Estaba muy contento con su contribución a los hombres y se estaba yendo en paz. Para mí un ser iluminado es una persona que está en paz.
M.B. Las personas que están a este nivel suelen saber que ya van a partir… ¿el hablaba de esto?
P.P. 15 días antes de partir yo estuve con él y estaba haciendo su práctica de yoga y su cuerpo estaba colapsado… y lo hacía de manera increíble. Lo que enseñaba con esto era que independientemente de cuál es tu condición hay que mantener tu práctica. Ese era Guruji, ese era un león que reinaba soberano…
* Guruji: Es una manera cariñosa de decir Guru que significa en sánscrito: “quien ilumina en la oscuridad” o “quien nos aleja de la oscuridad”. El sufijo “ji” es de cariño.
Centro Iyengar de Florianópolis de Pedro Pessoa y su esposa Camila: http://iyengarbrasil.com
Website official del maestro B.K.S. Iyengar: http://www.bksiyengar.com
Centro Samadhi Yoga Iyengar Perú, dirigido por Vanessa Oviedo http://www.samadhi.com.pe/ /https://www.facebook.com/samadhiyogaiyengarenperu/
Centro de Yoga Iyengar Perú, dirigido por Patricia Awuapara: www.yogaiyengarperu.com
Información sobre Karin O’bonnon:
(http://www.layogamagazine.com/issue31/departments/teacherprofile.htm).
Más información: Pedro Pessoa viene Lima con frecuencia a dictar talleres intensivos de Iyengar al Centro de Yoga Iyengar del Perú.
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